Los mitos y el desconocimiento llevan a que aún los pacientes sean víctimas de estigmatización y rechazo.
En tres decenios, el mundo logró disminuir notablemente el número de casos de lepra, pasando de 5 millones a mediados del decenio de 1980 a menos de 200 mil casos detectados en 2018.
En Colombia, datos del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública indican que hasta la semana epidemiológica 52 de 2019 se registraron 388 casos, en su mayoría en los departamentos de Valle del Cauca (54 casos), Cesar (34 casos), Norte de Santander (32 casos), Huila (28 casos) y Santander (27 casos).
El reto es que las generaciones futuras puedan alcanzar la meta máxima de un mundo sin esta enfermedad, dicen expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En donde no ha habido el cambio que se quisiera frente a la enfermedad, es en el tema social, porque aún existe ignorancia que lleva a la estigmatización de los pacientes, como se analizó el 30 de enero, en el Día Mundial de Lucha Contra la Enfermedad de Hansen o Lepra, que coincide cada año con el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi (1948), para memorizar sus esfuerzos desinteresados y el cuidado de las personas afectadas por la enfermedad.
También fue la oportunidad para “comprender la necesidad real de luchar contra la lepra y sensibilizar a la población sobre las razones científicas que la originan, así como sus curación y manejo”, como indica un boletín de la OPS.
Si bien las personas afectadas pueden llevar una vida normal y digna como cualquier otra persona, según la Federación Internacional de Asociaciones contra la Lepra (ILEP, por sus siglas en inglés) existen leyes discriminatorias en más de veinte países, que cubren temas de segregación, migración, matrimonio, derechos de voto, transporte público, empleo y residencia.
Esta discriminación repercute en la salud emocional de los pacientes, aumentando el riesgo de depresión e intentos de suicidio, informó la relatora especial de las Naciones Unidas, Alice Cruz, en su informe sobre la eliminación de la discriminación contra las personas afectadas por la lepra y sus familiares
En Colombia, la meta de la eliminación de la lepra como problema de salud publica (prevalencia menor a 1 caso por cada 10 000 habitantes) se cumplió en el año 1987; sin embargo, en los últimos años se siguen presentando un promedio de 400 nuevos casos anuales, de los cuales el 1% ocurre en niños.
¿Qué es la lepra?
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por Mycobacterium leprae, un bacilo ácidorresistente con forma de bastón. Afecta principalmente la piel, los nervios periféricos, los ojos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y otras estructuras, explica la OPS.
El bacilo se multiplica muy lentamente y el período de incubación de la enfermedad varía entre 9 meses y 20 años, con un promedio de unos cinco años.
“Contrariamente a su representación social, la lepra no es muy contagiosa, y la mayoría de las personas (alrededor del 95%) que toman contacto con la enfermedad no la desarrollan. De hecho, la mayoría presentan una inmunidad natural a la lepra. Se transmite a través de gotículas nasales y orales durante contactos estrechos y frecuentes con casos sin tratar”, agrega la OPS.
Según la representante de la OPS/OMS en Colombia, Gina Tambini, es una enfermedad curable y, cuando se la trata en sus fases iniciales, disminuyen considerablemente las probabilidades de discapacidad. “Hoy en día el diagnóstico y el tratamiento de la lepra son sencillos con una terapia múltiple de medicamentos (MDT) que es gratuita y disponible en todos los centros de salud”, aseguró.
Pero, si no se detecta y se trata en los primeros estadíos, puede causar daños irreversibles en la piel, los nervios, las extremidades y los ojos, provocando desfiguración, ceguera, pérdida de sensibilidad, heridas que no cicatrizan y dolor neuropático.
Estrategias mundiales contra la lepra
Diversos países del mundo se han unido en torno a la ‘Estrategia mundial para la lepra 2016–2020: Acelerar la acción hacia un mundo sin lepra’, y en Colombia esta misión es liderada por el Hospital Universitario Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta.
El objetivo de la estratetgia, “además de aportar un sólido componente médico, es mejorar la visibilidad y la importancia de los aspectos humanos y sociales que inciden en el control de la lepra, como lo son eliminar la discriminación y promover la inclusión”.
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