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El peso de la depresión posparto

by Ser saludables
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No es una invención, no es un momento pasajero ni algo sin importancia. Después de tener un hijo, puede tener sentimientos encontrados y requerir ayuda profesional.

 

Una de cada seis mujeres que dan a luz podrían presentar una depresión posparto, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), y aunque parezca ilógico que lleguen sentimientos de enojo, malestar o hasta llanto cuando hay un gran acontecimiento como tener un hijo en sus brazos, la realidad es que suele pasar, aunque pocos lo entiendan.

En un informe de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos se define como “un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres después de dar a luz. Las madres que lo padecen tienen sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y cansancio que les dificultan realizar las actividades diarias del cuidado de sí mismas y de otras personas”. Incluso, algunas pueden sentir que no hay lazos afectivos con su bebé o que no son tan fuertes como pensaban, pero esto suele ser una percepción errónea y pasajera.

¿Causas? No hay una sola, sino que pueden unirse diversos factores, tanto físicos como emocionales, pero hay una gran relación con lo que sucede al tener un bebé y es que los niveles de hormonas (estrógeno y progesterona) bajan rápidamente, ocasionando algunas alteraciones en neurotransmisores cerebrales que repercuten en el estado de ánimo.

A esto se suma que a veces no es posible tener un descanso adecuado, sea por las visitas de amigos y familiares, por el llanto del bebé, por el mismo sueño y rutinas del pequeño, que puede despertarse, llorar y pedir comida justo cuando mamá iba a descansar, lo que lleva a un gran agotamiento, y por el temor a no hacer las cosas bien o a todo lo que demanda ser padres.

Julie Lamppa, enfermera obstetra de Mayo Clinic, en Rochester, Minessota, explica que la depresión posparto “puede presentarse a partir del momento en que el bebé haya nacido hasta que cumple el primer año de vida”. Aconseja buscar ayuda si sospecha esta situación o si los síntomas no desaparecen después del primer mes de parto y siguen con el paso del tiempo. 
 

Toda mamá debe saber que hay mujeres con mayor riesgo de padecer este síndrome, agrega la experta, entre las que se cuentan quienes sufrieron de depresión durante el embarazo o que ya tienen antecedentes de depresión. “Existen también otros factores que pueden aumentar el riesgo, como la presencia de complicaciones durante el embarazo o el parto, un resultado inesperado con el nacimiento, un bebé con muchas necesidades, y tener expectativas irreales sobre la maternidad. Además, puede aumentar debido a otros problemas no directamente relacionados con el embarazo o con el parto, entre ellos, inconvenientes con la pareja u otro familiar, dificultades económicas o falta de un sistema de apoyo social”. 
 

Una solución para cada necesidad

En la cartilla ‘Guía de cuidado de enfermería a la mujer en el periodo posparto’, de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, no solo se destaca que la depresión posparto existe, sino se establece que es fundamental que las madres reciban atención oportuna y cuidados por parte del personal de salud, pero también de su entorno familiar y social.

Esto parte de comprender que el problema es real y que tiene solución, si se busca ayuda oportuna o se detecta a tiempo la situación, ojalá antes de que interfiera en la vida personal o limite el desarrollo de las tareas cotidianas o dificulte la creación de vínculos afectivos con el bebé. “El tratamiento por lo general implica hablar acerca de los sentimientos y las dudas con un médico obstetra o un psiquiatra o psicólogo especialista en el síndrome”, dice la enfermera Julie Lamppa.

Al respecto, el doctor Pablo Alberto Chalela Mantilla, coordinador del Servicio de Psiquiatría del Hospital Infantil Universitario de San José, en Bogotá, explica, que si no se trata adecuadamente la depresión posparto, esta puede persistir durante meses e incluso años.

Precisa que el manejo es parecido al de cualquier otro tipo de depresión. “La terapia psicológica es lo más indicado, sobre todo, cuando la madre está dando el pecho a su bebé. No obstante, en algunos casos, es necesario combinarla con psicomedicamentos”.

Hoy, se sabe que el uso de “medicamentos antidepresivos también puede ayudar y varios de ellos son seguros para las madres que amamantan, de modo que los fármacos no interfieren con la lactancia”, agrega la enfermera de Mayo Clinic.

En lo que coinciden los expertos es también en la necesidad y en la importancia de que la madre cuente con el apoyo de su pareja en todo este proceso, lo que le permite sentirse más segura y aliviada.

También se recomienda hacer cambios en el estilo de vida, entre los que están mantener una alimentación nutritiva y balanceada; seguir con el no rotundo al alcohol y al cigarrillo, indicados desde antes del embarazo; comenzar a hacer ejercicio moderadamente y bajo supervisión médica, tener periodos de descanso y tratar de dormir lo suficiente.

Si cree que está deprimida

La OMS recomienda a las mujeres que acaban de dar a luz y consideran que algo no funciona bien o que no logran sentir una alegría plena, que:

  • Hablen de sus sentimientos con personas cercanas, en especial con padres, pareja y mejores amigos, y les soliciten un consejo y ayuda, incluso para que estén atentas al cuidado del bebé mientras descansan.
  • Compartir con otras madres sus experiencias o incluso buscar grupos de apoyo o de madres que establecen nexos para aprender de sus propias vivencias.
  • Cuando el bebé haya crecido y esté más fuerte en temas como su sistema de defensas, lo que puede consultarle a su pediatra, dedicar espacios para dar un paseo al aire libre, ojalá rodeados por la naturaleza. Sacar tiempo también para compartir con los amigos y allegados.
  • Si pasa el tiempo, un par de semanas o un mes, y no se siente bien, es mejor buscar ayuda profesional. Con mayor razón si piensa en hacerse daño a sí misma o a su bebé, debe pedir ayuda inmediatamente.

Si los cambios en el estado de ánimo, las dificultades para dormir y descansar, el llanto y la irritabilidad se mantienen después de dos semanas, o empeoran, se considera que hay una depresión posparto, y es mejor consultar con el especialista.

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