Enamorarse y contar con buenos amigos es algo que influye positivamente en nuestra salud física y mental, y nos llena de motivos para vivir mejor.
Está demostrado que la salud mental se ve muy favorecida cuando se tienen vínculos afectivos satisfactorios y sanos, es decir, relaciones basadas en la madurez mutua, la confianza y el diálogo.
Llegar a este resultado favorable, dice Viana Ángela Bustos, especialista en psicología clínica del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), capítulo Zona Norte, parte de que se respeten las diferencias y se construya a partir de ellas. Incluso, existe evidencia de que el apoyo social es un factor protector frente al estrés y en definitiva a toda la estela de enfermedades asociadas a este.
Desde el punto de vista psicosocial, precisa el doctor Juan Pablo Tehelen, médico especialista en familia de la Clínica Palmira, en el Valle del Cauca, las relaciones de amistad y amor generan estabilidad y eso conlleva cambios positivos en su entorno, como realizar su trabajo de mejor manera, tener un mejor desempeño en su vida social y estar más libre de preocupaciones.
Esto, sin hablar de lo que pasa en su cerebro, en donde “cuando hay un estado de plenitud emocional, sobre todo desde el punto de vista del amor, se liberan unas sustancias que son neurotransmisores, como las endorfinas, que hacen que su estado neurológico y cardiovascular esté equilibrado, que sienta placer y plenitud; también se libera serotonina, la enzima que se encarga de que se mantenga feliz y tranquilo”.
Sin embargo, “quiero hacer una distinción entre el estado de enamoramiento y el constituir relaciones afectivas maduras donde se experimentan, no solo respuestas químicas, sino una experiencia amorosa más integral”, complementa la doctora Bustos. Hacia allí es que debemos apuntar.
Ponga de su parte para tener una relación positiva
Al respeto, las psicólogas Viana Ángela Bustos y Támara Calvache, explican que las relaciones humanas se construyen, y eso implica un compromiso, por lo que es importante entender que no hay relaciones perfectas en ningún contexto, ni amorosas, ni entre padres e hijos, ni entre amigos. Hay relaciones, en su diversidad.
Una relación es positiva cuando los implicados están comprometidos, sean pareja, familia o amigos; es decir, todos construyen la relación con tiempo, detalles, apoyo mutuo, diálogo, palabras de aliento, reconocimiento del esfuerzo y el mérito del otro; cuando hablamos para animar, distribuimos y redistribuimos tareas o responsabilidades; cuando asumimos los errores y los reparamos, compartimos tiempo y, sobre todo, cuando reconocemos nuestras emociones en beneficio de la relación.
En definitiva, una relación positiva, debe hacerte sentir amado, escuchado, reconocido y respetado en la diferencia; te hace crecer, confiar en ti y arriesgarte a cumplir metas o propósitos, de modo que todos lo que hacen parte de la relación también deberán hacer lo mismo por los demás, en palabras de la psicóloga Viana Ángela Bustos.
Para la psicóloga Támara Calvache, especialista en psicología clínica del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), capítulo Valle, “estamos llamados a trabajar un poco más en nuestra inteligencia emocional, porque esto nos favorecería a la hora de establecer relaciones más saludables, saber identificar lo que uno quiere y espera de una relación; reconocer si eso es realista, o es solo una necesidad intrapsíquica que quiero satisfacer, sin importar mucho quién es la otra persona o lo que realmente quiere. Esto puede pasar en cualquier tipo de relación”.
La felicidad, el bienestar y la salud mental no dependen de un solo factor, o de un tipo de relación; es una construcción que hace la persona, desarrollando su proyecto de vida desde diferentes dimensiones (laboral, social, espiritual, familiar, pareja, por solo hacer alusión a algunas de ellas). El amor y los buenos amigos son un componente clave.
Una mirada a sus emociones
- Revisar el manejo de sus emociones, cómo usualmente afronta aquellas situaciones que le generan miedo, rabia, felicidad (emociones primarias), o aquellas que le generan compasión, admiración y orgullo (emociones secundarias).
- Reconocer sentimientos vinculados a estas emociones, y cómo los experimenta en su vida, puede impulsarlo a actuar o inmovilizarlo; a vivir recreando situaciones vividas, sean dolorosas o muy gratificantes, pero seguir centrado en esos recuerdos, sin poder afrontar el presente de forma más auténtica.
- Considere las principales relaciones sociales y afectivas en las cuales usted participa, y dimensione qué tan positivas son para usted. Pregúntese si le generan un sentimiento de bienestar, ¿le motivan y animan a ser mejor? O, por el contrario, siente que le generan tristeza y malestar. Si es más lo último, está frente a una relación poco sana, que debe aprender a manejar, que debe cambiar. En este caso, busque ayuda profesional.
- Acepte que la inteligencia emocional, es una capacidad que se puede fortalecer y desarrollar con un ejercicio consciente de su vida.
- La Organización Mundial de la Salud-OMS, recomienda hacer deporte o actividad, comer saludablemente, hablar de nuestros sentimientos, dormir bien, disfrutar de los amigos y la familia.
- También, el Centro Anna Freud, en Inglaterra, para el año 2019 estableció que hay actividades que favorecen la salud que seguramente hacemos con frecuencia como salir al cine, escuchar música, ir al teatro, etc., lo importante es comprender que la salud mental en general es el reflejo de nuestra vida, y que el bienestar depende en mucha medida de nuestras acciones, hábitos y relaciones humanas. Y en ella, los amigos y el amor tienen un espacio importante.
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