Especialistas e investigadores de la Universidad del Rosario le dan una profunda mirada a la infección por Clostridium difficile.
En los últimos 15 años, una bacteria conocida como Clostridium difficile está causando serios problemas y lesiones en el tracto gastrointestinal de algunos pacientes, generando un gran impacto epidemiológico en ciertas regiones del planeta.
“Clostridium difficile es una bacteria muy interesante en el ámbito genético y de la cual no había muchos estudios en América Latina. Muchos pacientes comenzaban a tener problemas gástricos cuando usaban antibióticos, pero no se sabía por qué”, explica Juan David Ramírez, director del Grupo de Investigaciones Microbiológicas (Gimur) de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Universidad del Rosario.
El profesor Ramírez, junto con la doctora Dora Inés Ríos, quien se desempeñó durante 30 años como profesora de microbiología de la Universidad del Rosario, realizaron en 2014 una revisión de literatura sobre el tema, de donde derivó la idea de investigar desde la Universidad este patógeno de alto impacto, como se reseña en la revista ‘Divulgación Científica – Universidad del Rosario’, en su edición de agosto de 2018.
Posteriormente, al Gimur se unió Claudia Marina Muñoz, estudiante del doctorado de Biotecnología de la Universidad Nacional, e inició su tesis de doctorado, trabajo que se convertiría en el primer estudio en Colombia sobre este microorganismo, lo que ha permitido determinar la frecuencia de infección de Clostridium difficile en el país, pero, además, se han logrado describir factores que podrían estar asociados con el grave impacto que causan algunas cepas, precisa el informe escrito por José Alejandro González, titulado ‘Cuando el remedio causa la enfermedad’.
De acuerdo con Muñoz, la bacteria Clostridium difficile puede adquirirse por contacto con sus esporas, que son resistentes a diversos desinfectantes y pueden estar presentes en centros hospitalarios y áreas quirúrgicas. Este contagio generalmente se ocasiona por vía oral.
1,4 millones de personas en el mundo contraen infecciones intrahospitalarias y este se convierte en uno de los factores asociados con la mortalidad. Dentro de los riesgos, la infección por la bacteria Clostridium difficile es hoy una de las que más preocupan.
Las esporas de la bacteria se alojan en el tracto gastrointestinal, permaneciendo inactivas allí y en estado de equilibrio con los demás microorganismos ahí presentes, pero bajo ciertas circunstancias o ambientes, suele activarse.
Todo parece indicar que, una vez la persona consume antibióticos de manera indiscriminada, se rompe ese equilibrio que existe con los organismos benéficos y la bacteria se activa, produciéndose una forma vegetativa que causa enfermedad, cuyo primer síntoma es una diarrea relativamente benigna, pero que luego se complica generando perforaciones en el colon, megacolon tóxico y otros problemas que puede llevar a la muerte.
Uno de los graves problemas, y que reseña la revista Divulgación Científica, de la Universidad del Rosario, es que esta bacteria es muy resistente a “gran cantidad de antibióticos, lo que limita las opciones de tratamientos y medicamentos que puedan hacerle frente. Solo algunos antibióticos se han desarrollado para atacar específicamente la infección causada por esta bacteria”.
La bacteria Clostridium difficile podría encontrarse en un 7% de individuos completamente sanos, que simplemente no saben que la tienen.
Un proyecto con futuro prometedor
Los estudios sobre la bacteria Clostridium difficile, adelantados por la Universidad del Rosario, dirigidos por el profesor Ramírez, cuentan con la participación de co-investigadores como Manuel Alfonso Patarroyo, profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario y director del Grupo Funcional de Biología Molecular e Inmunología de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic).
Si bien inicialmente se pretendía conocer la frecuencia de infección por la bacteria en las muestras de los pacientes al hacer uso de técnicas de cultivo microbiológico y biología molecular, así como evaluar la diversidad, se logró aislar el microorganismo para hacer un banco de la bacteria en la Universidad, con lo cual se inició el estudio de otros factores relacionados, como la organización de su genoma completo y las características fenotípicas, lo que ha permitido avanzar en la caracterización de las causas de la enfermedad, como resalta la revista.
Hasta 2018, fecha de la publicación, los hallazgos identificados corresponden al análisis de 217 muestras colectadas en el Hospital Universitario Mayor – Méderi, en donde se cuenta con la participación de los doctores Juan Manuel Pardo, Claudia Birchenall y Darío Pinilla, y en la Fundación Clínica Shaio, con la participación del doctor Diego F. Josa.
Se consideraron dos grupos de pacientes con diarrea (principal síntoma causado por Clostridium difficile) que podrían haber adquirido la infección intrahospitalaria, siendo la población de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) la más perjudicada, y los que, a pesar de pertenecer a la comunidad, podrían estar siendo afectados por la infección. “Tras evaluar la frecuencia de infección en las analizadas encontramos que el 56% de los pacientes con diarrea en UCI resultó positivo para la bacteria”, comenta Muñoz.
“Además de encontrarlo en pacientes que eran atendidos en hospitales y que podían adquirir la bacteria por otras enfermedades, también se estaba presentando una alta frecuencia de contagio fuera de los centros médicos. Llegaban pacientes con una diarrea a salas de urgencias, con una infección que seguramente se había adquirido por fuera de ese ambiente y que mostraban resultados positivos para Clostridium”, agrega la investigadora.
En este momento, en el proyecto se está realizando el análisis de datos de la secuenciación completa de genomas al usar técnicas de alto rendimiento, que representan el proceso más robusto para estudiar microorganismos. Esta aproximación ha permitido identificar la presencia de genes asociados con resistencia a antibióticos, organizaciones atípicas de las toxinas y otros factores de virulencia de interés en las cepas de Clostridium circulantes en Colombia.
Con estos resultados se pretende generar una herramienta de diagnóstico que permita identificar oportunamente a los pacientes colombianos infectados y manejar la enfermedad de forma efectiva. La idea es integrar diferentes estrategias para su control, como no limitarse a los antibióticos sino también a restituir el equilibrio en el organismo que permita generar un control en el nivel biológico y no tanto químico.
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