Terapia asistida con mascotas, ideal para superar ciertas dificultades

Además de ayudar a reducir el dolor y la ansiedad, se ha visto beneficios para lograr una mayor concentración y manejo del estrés.

Con un trabajo serio de entrenamiento y con procesos de adaptación especial, así como con la elección del paciente ideal, los perros y gatos pueden convertirse en coterapeutas de niños y adultos que presentan algunas problemáticas en su salud.

Así lo afirma Magda León, neuropsicóloga de Pet House, quien lleva cinco años trabajando con animales de compañía en un proyecto de terapia asistida que se dirige a niños, familias y personas adultas que buscan mejorar su calidad de vida, modificar algunas conductas, aprender a manejar el estrés dañino y a superar otro tipo de dificultades.

Destaca razas como los lobos siberianos, que suelen disfrutar del vínculo con los niños, y en general, especies que disfrutan del contacto con las personas, y establecen una fuerte conexión con el núcleo familiar.

“El perro se convierte en coterapeuta desde un trabajo de entrenamiento que realizamos para descubrir su perfil y saber si se puede vincular a una terapia asistida con humanos. Los gatos también lo pueden lograr pero desde un trabajo diferente. Entre más cachorros se pueden alcanzar más avances”, explicó Magda León, durante la sexta versión de Expopet, feria internacional de animales de compañía, que recién terminó en Corferias.

La terapia asistida con mascotas es positivo para los niños

Diversos estudios han permitido afianzar este concepto, que ya tienen en cuenta más médicos e instituciones de salud. En el caso de los niños, las bondades de las terapias asistidas con animales son numerosas para su salud y su rendimiento escolar, al permitirles relajarse y tener mejores respuestas a la hora de aprender a ir al baño, ordenar el cuarto o realizar tareas, en muchos casos a través de la lúdica y la interacción con los animales.

Una de las razones de este resultado, destaca la terapeuta Magda León, es que los padres de familia logran identificar qué errores cometen en el proceso de crianza de sus hijos, mediante la interacción con las mascotas.

Pero, estos logros deben estar mediados por la constancia y disciplina familiar, porque una sola vez que se jugue con una mascota, no va a arrojar esos resultados que se esperan y entonces pueden superarse las expectativas o no entender de qué se trata.

“Los resultados que hemos visto en niños, familias y adultos se han dado por dedicación con las mascotas. No es trabajo de un solo día”, puntualizó. 

La terapia asistida con mascotas también incluye el yoga

En un comunicado de Corferias (https://expopetcolombia.com/) se destaca el trabajo de Joyce Hernández, de 36 años, quien aprendió yoga hace nueve años, tras haber pasado por una crisis emocional. La constancia en la práctica de esta técnica de meditación y relajación la convirtieron en instructora personal y de empresas con certificación.

Un día descubrió que Kira, su perra de raza Border Collie, se involucraba en la jornada de yoga y la hizo parte de su terapia, lo que le amplió su universo, hasta volverse experta en yoga canino, disciplina de origen inglés y estadounidense.

“Comencé a darme cuenta de que Kira se acercaba a mí cuando hacia las posturas. Yo no sabía que esto se practicaba en otros países; solo lo descubrí y comencé a trabajar con ella. Ahora doy clases no solo de yoga si no de doga”, señaló Joyce, durante su participación en Expopet 2019.

“Siempre hay una conexión de energía entre las mascotas y el núcleo familiar, y mediante el yoga se refuerza para que las mascotas bajen sus niveles de ansiedad y estrés. Los perros no hacen las posturas, ellos se involucran con el contacto físico sin que deban estar presentes los 60 minutos de la sesión”, aclaró.

“Las personas logran expresar con más facilidad sus emociones, inquietudes y dudas para darles una resolución a los problemas, cuando están cerca de un perro o un gato y comparten con él”: Magda León, neuropsicóloga de Pet House.

También, sugiere entender que los animales son eso, animales, no humanos, y por eso, su comportamiento habitual induce a que disfruten de revolcarse en el pasto, de gruñir, oler, defender territorios y ladrar.

“Para tener buenos resultados en doga hay que dejar que los animales actúen como animales, sin que sean agresivos, porque esa es su naturaleza. Por eso, ellos no se obligan a hacer las posturas del yoga, sino a tener un vínculo energético porque ellos absorben la energía de su entorno familiar y con esto se busca llevar una vida más saludable”, puntualizó la entrenadora de doga.

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