Unos compuestos de una familia de verduras ayudaría a activar los genes que suprimen el desarrollo de tumores. A futuro se espera desarrollar medicamentos que lo contengan.
Un grupo de científicos de Harvard han encontrado que el consumo regular de brócoli, así como de otras verduras crucíferas, de las que también hacen parte el coliflor, las coles de Bruselas y otros alimentos, contienen compuestos que serían capaces de bloquear los tumores cancerígenos.
Uno de esos compuestos, encontrados en sus diferentes análisis con animales de laboratorio, es el I3C, que según explicaron, se desenvuelve dentro del cuerpo y evita que los tumores se desarrollen, específicamente al atacar el gen conocido como WWP1 que facilita el desarrollo de tumores al bloquear la acción del PTEN, que surte el efecto contrario.
El estudio, que fue publicado en la más reciente edición de la revista Science, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, es esperanzador para la humanidad, en la medida en que, según sus autores, a futuro se podría lograr el desarrollo de medicamentos basados en la supresión de WWP1 y la liberación de PTEN para conseguir resultados de bloquear el desarrollo del cáncer y la multiplicación de las células cancerígenas que llevan a que haya metástasis.
Pier Paolo Pandolfi, MD, PhD, director del Centro de Cáncer e Instituto de Investigación del Cáncer en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Massachusetts, hospital docente de la Escuela de Medicina de Harvard, y líder del estudio, precisó que han encontrado “un nuevo jugador importante que impulsa un camino crítico para el desarrollo del cáncer, una enzima que se puede inhibir con un compuesto natural que se encuentra en el brócoli y otras verduras crucíferas”.
Señalan los investigadores, de un grupo del que hacen parte también especialistas de otras instituciones de Estados Unidos, Taiwán, China, Italia, Australia e India, con el apoyo por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que cuando se presenta el cáncer, el PTEN es uno de los genes supresores que resulta eliminado o desaparece con más frecuencia, y la posibilidad de restaurar su actividad sería de gran ayuda en estos procesos en los humanos, y hacia allá esperan enfilar baterías de ahora en adelante, a partir de estos resultados, aunque no será de inmediato.
En esencia, lo que hicieron los científicos fue desarrollar una serie de experimentos en ratones, con células humanas propensas al cáncer que desencadenaban en tumores como el de próstata.
Encontraron que el llamado WWP1, que también se sabe desempeña un papel en el desarrollo del cáncer, produce una enzima que inhibe la actividad supresora de tumores de PTEN, y reconocieron que una molécula pequeña, llamada formalmente indol-3-carbinol (I3C), presente en el brócoli y otros alimentos de su familia, liberaría los frenos del poder supresor de tumores del PTEN.
En esencia desarrollaron experimentos en ratones, con células humanas propensas al cáncer que desencadenaban en tumores como el de próstata.
